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¿Cuáles son las competencias que necesita tu equipo para trabajar de manera eficiente en Home Office?

El Home Office se refiere a una modalidad de trabajo que permite al trabajador realizar sus actividades desde casa haciendo uso de las tecnologías de la información y la comunicación, según el Great Place to Work Institute (2017) esta modalidad esta enfocada en generar bienestar y mejorar la calidad de vida del trabajador.

En México son pocas las empresas que habían implementado esta modalidad, por lo tanto, ahora que es una necesidad debido a la situación que se está viviendo, muy pocas están preparadas. El trabajo de manera remota requiere de ciertas competencias para realizarse adecuadamente, ¿tienen tus trabajadores las competencias necesarias para trabajar de manera remota?

Las competencias que nos indican que se puede realizar de manera adecuada el trabajo en esta modalidad son:

  • Orientación al logro, que se refiere a la capacidad para orientar los esfuerzos y actividades cotidianas a garantizar el cumplimiento de los objetivos clave asignados, de acuerdo con el tiempo y requisitos esperados. 
  • Flexibilidad, como la capacidad para adoptar y acoplarse a los cambios e iniciativas organizacionales fuera de lo tradicional.
  • Compromiso, disposición para cumplir con los acuerdos, las expectativas y los objetivos planteados. 
  • Planificación, definido como la capacidad para visualizar a mediano y largo plazo los elementos positivos y negativos de las diversas situaciones, anticipando sus implicaciones y posibilidades, asignando el justo valor a cada una de las actividades involucradas. 
  • Organización, Habilidad para ordenar las actividades y las diferentes herramientas de trabajo a fin de que el desempeño sea el adecuado para el logro de objetivos
  • Comunicación efectiva, que es la Habilidad para intercambiar ideas con otros por medio de la escucha efectiva, expresión clara e intención adecuada en los mensajes que envía. 

¿Tú conoces las competencias de tu equipo de trabajo?

¿Sabes cómo evaluarlas?
¿Conoces cómo desarrollar estas competencias?

Integración de Talento a las Empresas

La buena selección de personal nos lleva a una correcta integración del talento a las empresas. Nació en la revolución industrial la necesidad de contratar a obreros para mejorar la productividad. Con el paso del tiempo esta técnica ha sido afinada y mejorada, involucrando mediciones fisiológicas, psicológicas y cognitivas para posicionar a la persona al puesto adecuado.

Existen varias finalidades en la contratación de personal, entre ellas que la persona nueva haga carrera, que tengan un buen desempeño y sean factor del buen ambiente laboral, además y muy importante desarrollar y potencializar sus competencia laborales y personales.

Con el crecimiento de las empresas, empieza a surgir la necesidad de contar con más capital humano para el logro de objetivos, sin embargo, si no se tiene bien establecido el propósito de dicho puesto solo será un gasto innecesario y perdida de tiempo. Por tanto, es de suma importancia que cada negocio tenga establecido su estructura organizacional y junto a ello los objetivos del puesto, mejor conocido como descripción de puesto, teniendo estos dos elementos actualizados, será de gran ayuda para la incorporación de los interesados y desarrollo de los mismos.

Es común, que como empresa nos pongamos críticos a la hora de la búsqueda de talento, aplicamos evaluaciones, medimos su conocimiento, investigamos su experiencia, entre otras, sin embargo, hay un factor que pocas empresas toman en cuenta, el valor agregado que como empresarios estamos ofreciendo, te pregunto, ¿tu negocio, tu empresa esta a la altura de recibir ese talento que quieres integrar? ¿Estamos a la altura de la exigencia que estamos solicitando a la hora de reclutar? Para ello será importante contar con una propuesta de valor empresarial, tener identidad, compartir la misión y visión, hacia donde van y vivir los valores que los distingue de otras empresas. Cuando se viva realmente con estos elementos, la empresa hablará por si sola, tus colaboradores serán los primeros embajadores para transmitir la calidad con la que se vive y eso será la mejor atracción de talento.

Ocúpate en ser de las empresas que inspiren y la selección y rotación de personal será menos complicado.

Escríbenos y compártenos como inspiras a tu equipo o si te gustaría conocer los elementos para empezar hacerlo.

Omotenashi

En Japón es normal que te den la bienvenida cuando entras a una tienda, o que recibas la ayuda de un extraño en la calle, o que el conductor del bus te agradezca por usar sus servicios, o que un empleado te haga una venia para despedirse y se mantenga inclinado aun cuando ya te has ido. Todo esto es omotenashi, y en pocas palabras, es una acción desinteresada cuyo único objetivo es ofrecer una experiencia única y satisfactoria, anticipándose a las necesidades del otro.

El Omotenashi es quizá una de las palabras japonesas más hermosas por el significado que representa: la combinación entre hospitalidad, armonía y servicio.

Ayer, por ejemplo, fui sorprendido por la lluvia cuando me dirigía a una cita médica. Al llegar al consultorio, completamente empapado, la recepcionista se disculpó por el mal tiempo, me secó con una toalla y me llevó a una habitación para que usara una bata mientras metía mi ropa en la secadora. Antes de salir, agradeció mi asistencia y me entregó mis zapatos en los que había introducido papel para secarlos por dentro. Esto es omotenashi.

Para los japoneses, cuando alguien hace algo bueno por ti, debes hacer algo bueno por alguien más. Esto se traduce en una serie de actos bondadosos que se repiten infinitamente como una expansión del bien. ¡Es una cadena de amor! Ojalá en vez de transmitir indiferencia y malos actos todos nos convirtiéramos en multiplicadores de omotenashi, para así hacer de este planeta, un lugar mejor.

Te invitamos a conocer nuestro Omotenashi en Smart Kaizen, incluso, por qué no, ver como implementarlo en tu organización.

5 grandes razones por las que los proyectos fracasan

  1. Mala comunicación
    «Hay algo que siempre está presente en todo proyecto fallido: la mala comunicación. Los demás factores varían, pero los problemas de comunicación siempre se hallan en la raíz de estas situaciones.» —Tom Atkins, fundador, Quarry House
    Todo el mundo sabe lo vital que resulta compartir información y conocimientos de forma proactiva durante un proyecto si se quiere tener éxito.
  2. Plazos de entrega excesivamente ajustados
    Cuando los plazos de un proyecto se calculan a la baja, la consecuencia no es un simple retraso del calendario. Para empezar, hay que remunerar a los trabajadores por el tiempo extra de trabajo, por lo que hay que añadir nuevos gastos al presupuesto inicial. Por otro lado, los equipos de ventas confiaban en que el producto saldría a tiempo y, al no ser así, se han perdido lucrativos acuerdos. Es importante fijar unos plazos de entrega sensatos.
    «Muchos proyectos fracasan por tener unos plazos de entrega excesivamente ajustados. Cuando planifico un proyecto, pienso en entre 3 y 5 situaciones que podrían retrasarlo y en posibles soluciones, y asigno un margen de maniobra en función de aquella de la que llevaría más tiempo recuperarse. Ahora completamos el 75 % de los proyectos antes de lo previsto.» —Jazmin Truesdale, directora ejecutiva, Mino Enterprises.
  3. Incapacidad para lidiar con los pequeños detalles
    ¿Sueles encarar los proyectos desde un enfoque global o te concentras más en los detalles? Normalmente se nos da bien solo una de las dos cosas, pero si quieres que tus proyectos tengan éxito necesitas saber hacer ambas. (Ya, sé que no es lo que querías oír.) Si hay aspectos que todavía suelen escapársete, ponte a revisar antiguos proyectos para ver dónde sueles tener descuidos y así aprender a planificar de forma más rigurosa en el futuro.
  4. Los equipos y la tecnología que no contribuyen solo complican las cosas, nos referimos a equipos y herramientas que no son capaces de cumplir con las expectativas. ¡Acaba con esa locura! Arregla enseguida aquellos procesos que no funcionen debidamente.
  5. Verte obligado a trabajar con equipos que no hacen sino crear problemas supone que vas a tener que invertir más tiempo y dinero en contratar a otra gente que solucione sus errores. Sal de esa situación antes de que te genere más problemas de los que merece.


Y lo mismo se puede decir de la tecnología. Si las herramientas que estás usando para organizar tu equipo y tus proyectos están dificultando el trabajo, entonces ponte a buscar inmediatamente otra solución. Hay muchos tipos de herramientas de gestión que tu equipo puede usar para facilitar las tareas: de proyectos, de documentos, de contenidos, de carteras, de relaciones comerciales… y la lista no acaba ahí.

Los responsables del proyecto no prestan suficiente atención
Cuando uno es gestor de un proyecto, se convierte en un padre simbólico del mismo y en un impulsor de sus progresos. Y al igual que sucede con los niños, los proyectos requieren controles de salud regulares para estar seguro de que se desarrolla como es debido. Es importante que consultes regularmente con tu equipo cómo marcha el proyecto y ofrezcas tu ayuda cuando este pierda gas.


¿Tienes una historia similar que contar?
¿Has trabajado en algún proyecto que no logró o logrará cumplir los objetivos marcados? Comparte tu experiencia y las razones por las que crees que tu proyecto salió mal en los comentarios. Cuanto más sepamos y aprendamos, mejor planificaremos para alcanzar el éxito. ¡Gracias por transmitir tus conocimientos!

El desarrollo y la gestión de competencias gerenciales.

Es evidente que la transformación de los procesos productivos no sólo requiere de equipos y tecnología de punta para aumentar la productividad, sino también de nuevas formas de gestión, organización, capacitación y desarrollo de los Colaboradores, que propicien el uso racional y eficiente de los recursos y estimulen el potencial creativo e intelectual de todos los integrantes de la organización.

De una organización basada en la especialización y en el puesto de trabajo llegamos a una estructura de redes y equipos de alto desempeño, capaces de innovar, aprender, aportar soluciones creativas e inteligentes a los problemas.

No son pocas ya las organizaciones que están adoptando prácticas y sistemas de recursos humanos basados en competencias. Esta orientación viene provocada por la necesidad de encontrar soluciones a los problemas de gestión y motivación de su personal en los nuevos entornos laborales.

El desarrollo del valor añadido de las competencias permite que el Colaborador sea competente más allá de las exigencias básicas de un puesto de trabajo. En este sentido surgen los nuevos enfoques de gestión de los recursos humanos, en el aspecto de la dirección por competencias personales con el fin de abrir nuevas expectativas que faciliten la movilidad funcional, la motivación en el trabajo y el progreso profesional y personal, a la vez que provoquen una nueva forma de pensar, de aprender a aprender y así ser capaces de incorporar los nuevos conocimientos que desarrollen al máximo las competencias profesionales o generen nuevas capacidades personales.

Una primera nota característica en el concepto de competencia es que comporta todo un conjunto de conocimientos, procedimientos y actitudes combinados, coordinados e integrados, en el sentido que el individuo ha de saber hacer y saber estar para el ejercicio profesional. El dominio de estos saberes le hacen capaz de actuar con eficacia en situaciones profesionales.

Desde esta óptica, no sería diferenciable de capacidad, erigiéndose el proceso de capacitación clave para el logro de las competencias. Pero una cosa es ser capaz y otra bien distinta es ser competente.

Poseer unas capacidades no significa ser competente. Es decir, la competencia no reside en los recursos (capacidades) sino en la movilización misma de los recursos. Para ser competente es necesario poner en juego el repertorio de recursos. Saber, además, no es poseer, es utilizar, pero aún más, en esta línea argumental cabría superar una interpretación simplista de utilizar, para no quedarse en la mera aplicación de saberes , Un Coach, por ejemplo, desde esta óptica no puede reducirse a la aplicación directa de los principios, teorías o leyes de enseñanza-aprendizaje de un contexto a otro sin más. Pasar del saber a la acción es una reconstrucción: es un proceso con valor añadido. Esto nos indica que la competencia es un proceso delante de un estado; es poniendo en práctica-acción la competencia como se llega a ser competente.

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